A los que vivimos en Argentina la historia nos suena demasiado familiar, pero en Estados Unidos hay todavía gente protestando por la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales la semana pasada.
“No es mi presidente” pudo leerse en algunos carteles de muchos de los manifestantes cuyo odio hacia el magnate se sigue expresando en las redes sociales incluso mucho más que en las urnas.
¿Cómo más se expresan en la nación ícono del consumismo occidental? Con la billetera. Quieren pegarle al millonario republicano donde le duele y por eso sus detractores llaman desde las redes a boicotear las marcas que hayan apoyado su campaña e incluso (y sobre todo) a la de su hija Ivanka Trump.
La campaña #GrabyourWallet fue impulsada por la especialista en medios Shannon Coulter, quien invita a los yanquis “to put your money where your mouth is” y distribuye una lista de marcas asociadas a la familia Trump junto con las formas de contacto de sus centros de atención al cliente.
La lista es un documento de Google Docs que sigue actualizándose, e incluye a gigantes como Amazon, Bloomingdale’s, Bed Bath & Beyond, Macy’s, Neiman Marcus, Nordstrom y Zappos, entre otras.
Incluso algunas de estas marcas boicoteadas se animaron a responder con la misma moneda: “Esperamos que ofrecer los productos de un proveedor no sea malentendido como una toma de posición política que no estamos tomando. Reconocemos que nuestros consumidores pueden tomar decisiones sobre la forma en que compran basados en visiones personales y continuaremos dándoles opciones”, dijo en dos tuits Nordstrom.
La que también debió defenderse fue New Balance, que mantenía sus diferencias con la presidencia de Barack Obama tras haber aprobado un tratado comercial que rebajaba los aranceles a importación de zapatillas desde Asia Pacífico. La casa matriz de New Balance todavía fabrica en sus cinco plantas de Estados Unidos y se opuso en distintas ocasiones a esa forma de comercio que perjudicaba su modelo de negocio.
Pero al conocerse los resultados de las elecciones, un comentario de uno de los ejecutivos de la marca a un matutino norteamericano fue tomado también como una toma de posición política a favor de Trump. El vicepresidente de Asuntos Públicos de la compañía, Matt LeBretton, dijo que «las cosas van a avanzar en la dirección correcta».
La marca de calzado también se defendió por Twitter, diciendo que se sacó de contexto el comentario.