Un nuevo caso del matrimonio entre la alta moda y la industria deportiva: PPR, el grupo europeo dedicado a los bienes de lujo, adquirió esta semana el control sobre el 62.1% de las acciones de Puma, la firma de indumentaria deportiva. El grupo se convirtió así en el accionista mayoritario, proceso que comenzó a principio de año.
Desde el 10 de abril pasado, PPR adquirió parte del paquete accionario de PUMA y anunció que sus planes eran un “frendly voluntary public takeover” (lograr control completo de manera amistosa, voluntaria y pública). El precio ofrecido por acción: 330 euros. La venta voluntaria de las acciones comenzó en Mayo, y el 11 de julio pasado se dio por terminado el período de aceptación de la oferta. El resultado fue satisfactorio para la firma, que se alzó con el 62,1% de la torta accionaria.
PPR es una firma que comercializa en 75 países sus productos de lujo. Tiene en su cartera de marcas nada menos que a Gucci Group (Gucci, Bottega Veneta, Yves Saint Laurent, YSL Beauté, Balenciaga, Boucheron, Sergio Rossi, BEDAT & CO, Alexander McQueen y Stella McCartney). Podríamos preguntarnos cuál es el motivo de la adquisición de una firma de indumentaria deportiva. La respuesta es sencilla: es muy buen negocio.
Convengamos que PUMA es una firma líder en el sector a nivel mundial (junto con Nike y Adidas) por lo tanto está a la altura de cualquiera de las marcas que controla el grupo. Sin embargo en PPR afirman que la unión fue un calce perfecto, dado que ambas empresas comparten muchos valores y objetivos, como la creatividad, la búsqueda de expansión a nivel mundial y la adaptación a los constantes cambios en el gusto de los consumidores. PUMA también es una de las firmas precursoras de este matrimonio con la ata costura, a través de la creación de líneas deportivas de diseñadores de renombre como Neil Barrett, Philippe Starck’ y Alexander McQueen